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Fundación Bancaja presenta en Sagunto la exposición Picasso. Fauno. Centauro. Minotauro

Fundación Bancaja presenta en Sagunto la exposición Picasso. Fauno. Centauro. Minotauro, una nueva propuesta cultural que se podrá visitar en la Sala de Exposiciones Glorieta hasta el próximo 20 de febrero de 2016. La muestra reúne una selección de 38 grabados y 3 libros ilustrados del pintor malagueño procedentes de los fondos de la Colección Fundación Bancaja. El conjunto se completa con un vídeo sobre la estampa de Picasso Minotauromaquia, 1935, y la proyección del ballet La siesta del fauno, interpretado por Rudolf Nureyev según coreografía de Vaslav Nijinsky y música de Claude Debussy, que se estrenó en París en 1912.

La exposición, comisariada por el historiador Juan Carrete, introduce al espectador en los conceptos esenciales de la mitología clásica y en la visión que de ella tuvo Picasso, de la que se sirvió como instrumento para comunicar sus propias ideas y emociones. Las figuras del fauno, el centauro y el minotauro aparecen frecuentemente en la obra del artista desde 1930 y reflejan la dualidad que existe en todos los hombres, incluido el propio Picasso.

La exposición se articula en cuatro secciones. Tras una breve introducción al artista y a la mitología clásica, comienza un recorrido por los tres seres mitológicos protagonistas de la exposición. En la sección dedicada al fauno se pueden contemplar obras como Fauno tocando la flauta doble, ilustración para el libro de Ramon Reventós Dos Contes. El centaure picador. El capvespre d’une Faune; o Fauno flautista y bacantes, grabado de la Suite 347. Además, se incluye en esta sección una proyección del ballet La siesta del fauno, interpretado por Rudolf Nureyev en Nueva York en marzo de 1979, según coreografía de Vaslav Nijinsky y música de Claude Debussy. El ballet refleja la proyección de la mitología clásica en otro arte, en una pieza de un autor coetáneo a Picasso, Debussy, que reflejaba del mismo modo que el pintor la pluralidad de significados de los seres mitológicos.

En el recorrido centrado en el centauro se observan piezas que reflejan la visión de Picasso sobre este ser mitad hombre y mitad caballo, símbolo de la ira y la lujuria masculina, como se aprecia en los grabados Hércules mata al centauro Neso o Centauro picador. Centauro tirando de un carro. Centauro preceptor, otra de las ilustraciones que el artista realizó para la publicación de Ramon Reventós.

El minotauro es el ser mitológico que centra la última sección de la exposición, con obras que trasladan al espectador distintos aspectos de este híbrido con cuerpo humano y cabeza de toro, considerado también un autorretrato del propio Picasso. Destacan en la exposición los dieciséis grabados pertenecientes a la Suite Vollard, realizados por el artista entre 1930 y 1936, en los que la figura del minotauro adquiere su mayor riqueza de significados y cuya protagonista principal es Marie-Thérèse Walter, el gran amor de Picasso de los años 30. Este bloque se completa con la proyección de un audiovisual sobre el grabado Minotauromaquia, en el que se explica con detalle el significado de esta pieza, considerada uno de los mejores grabados del siglo XX y precedente del Guernica.

La muestra se puede visitar en la sala de Exposiciones Glorieta de Sagunto con entrada gratuita y en horario de martes a sábado, de 17 a 21 h.

Picasso y la mitología clásica

La mitología clásica interesó vivamente a Picasso a lo largo de toda su trayectoria profesional. El mito se refleja en su obra tanto en trabajos que respetan la leyenda clásica como en obras en las que el mito aparece descontextualizado y sirve como inspiración para comunicar los pensamientos y los sentimientos del propio artista.

El título de la exposición, Picasso. Fauno. Centauro. Minotauro, es precisamente reflejo de esa identificación que el artista sentía con los seres híbridos de la mitología clásica, a los que dotaba de todo tipo de significados. El fauno, el centauro y, el más importante en la obra de Picasso, el minotauro, aparecen frecuentemente en las estampas picassianas desde los años 30. Estos seres representan la dualidad que existe en todos los hombres y los impulsos opuestos que sentía el pintor como persona y como artista. Picasso toma prestados en su obra los seres mitológicos del mundo clásico y los utiliza para crear su propia mitología: seres en ocasiones dramáticos y también seres felices, que reflejan la esencia y la alegría del Mediterráneo. De hecho, los años 1946 y 1947 son para Picasso años de felicidad en los que proliferan los centauros, faunos y bacantes, todos seres alegres y felices, actitud que queda bien reflejada en las ilustraciones que realiza Picasso para el cuento El centaure picador, de Ramon Reventós.

El fauno

El fauno era una de las divinidades más antiguas de la religión romana, venerado con el sobrenombre de Lupercus. Este ser mitológico es un híbrido que posee la parte superior del cuerpo de un hombre y la inferior de un chivo. Se trata de un ser vinculado a lo rural y forma parte de la mitología de pastores y labradores. Posee una voluptuosa sexualidad y está considerado un dios campestre, que cumple con el fin de dar fecundidad a los campos y guardarlos contra todo accidente. Cuando se heleniza la religión latina, a Fauno, por su carácter agreste y pastoril, se le identifica con Pan, dios que galanteaba siempre a las ninfas tocando la flauta, pero todas lo rechazaban por su fealdad.

En la exposición se presentan estampas de faunos alegres y felices y también de faunos que participan en fiestas báquicas y orgiásticas, obras que pertenecen a colecciones como Caja de remordimientos, Suite Vollard o la Suite 347. Picasso realizó sus interpretaciones más clásicas del fauno en las ilustraciones que realizó para el cuento que escribió su amigo Ramon Reventós, de las que se pueden contemplar algunos ejemplares en la exposición, realizados en 1947 y 1948. Otra visión distinta del fauno es la que ofrece en las ilustraciones para el libro de Yvan Goll, Élégie d’Ihpétonga suivie de Masques de cendre (París, 1949), ilustrado con cuatro estampas, de las que tres son máscaras de faunos.

Por último, Picasso muestra otro tipo de fauno, aquel que se convierte en un reflejo del propio artista, una alusión autobiográfica a su relación con su amante Marie-Thérèse, cuyo poderoso atractivo físico es representado en sus grabados.

El centauro

El centauro es un ser originario de la mitología griega, un híbrido, mitad hombre y mitad caballo. Según la literatura homérica y los textos de Virgilio y Ovidio, entre otros, los centauros son seres violentos y agresivos que viven en los bosques y las montañas, comen carne cruda y luchan con arcos y flechas, troncos de árboles o rocas. Como salvajes se dedicaban a recorrer el país mientras raptaban mujeres. Así, pues, los centauros tenían fama, además de violentos, de disfrutar de placeres como el vino, las mujeres y la caza. Se consideraban la encarnación de sentimientos como la ira y, por lo tanto, representantes de la barbarie y de la lujuria masculina.

La historia del centauro Neso es de las pocas que Picasso dibuja con fidelidad literaria en la pieza Hércules mata al centauro Neso, que se presenta por primera vez al público en esta exposición. En un impulso de lujuria, Neso intentó raptar a Deyanira, la esposa de Hércules. Éste vio a Neso intentando violar a su esposa y le disparó una flecha envenenada al pecho. Como último acto de maldad, mientras agonizaba, Neso le dijo a Deyanira que su sangre aseguraría que Hércules le fuese siempre fiel. Deyanira le creyó y cuando su confianza en Hércules empezó a menguar, untó una camisa con la sangre y se la dio a su marido, quien murió lenta y dolorosamente cuando la camisa quemó su piel.

El minotauro

El año 1933 podría identificarse como el inicio del periodo de la saga del minotauro, uno de los personajes clásicos que llegará a tener trascendental importancia en la obra de Picasso. Es también un autorretrato indirecto. El minotauro se define como un monstruo que reflexiona sobre sí, juzgándose a sí mismo según los valores antitéticos de la razón y la moralidad, simultáneamente dios y bestia. Según el mito clásico, esta criatura fantástica fue concebida por la unión entre Pasifae, la esposa del rey Minos, y el toro del que se enamoró. El descendiente de ambos, el minotauro, fue un personaje híbrido, con cuerpo humano y cabeza de toro, combinando rasgos opuestos: intelecto e instinto, gentileza y concupiscencia, maldad y bondad. Apenas nacido el minotauro, Pasifae lo había ocultado en el laberinto de la isla de Cnossos, donde cada año se le ofrecían siete hombres y siete mujeres, jóvenes de Atenas, hasta que uno de ellos, Teseo, logró matarlo.

El minotauro, al igual que Picasso, tiene la capacidad de vivir en dos mundos al mismo tiempo, entre lo real y lo imaginario. Revela la belleza, pero también el lado oscuro del alma humana. Experimenta toda la gama de sentimientos y cambios constantes, de la risa hasta las lágrimas, de la violencia a la ternura. Hay que contemplar también el carácter maldito del minotauro si queremos comprender la identificación de Picasso con la bestia. El minotauro es un ser predestinado al sacrificio desde su nacimiento, fruto de una relación aberrante. Seguramente la identificación con la fatalidad del destino del monstruo hizo que Picasso lo utilizara como alter ego plástico.

Además, esa identificación con el minotauro se ve reforzada por una etapa de gran conflictividad para Picasso. Marie-Thérèse Walter, que por entonces tenía diecisiete años, fue el gran amor de Picasso de los años treinta. A partir de 1932, el interés por Marie-Thérèse como modelo se incrementó, ya que aparece con tanta frecuencia en sus pinturas, dibujos, estampas y esculturas, en sus distintos estados de ánimo y formas, que podemos considerarla la gran heroína del mundo ficticio de Picasso. Atrapado entre la cólera de su esposa Olga Koklova, de la que finalmente se separó en junio de 1935, y su pasión por Marie-Thérèse, con la que tuvo a su hija Maya, Picasso lo llegó a considerar el peor momento de su vida.

La iconografía definitiva del minotauro queda fijada en algunas de las primeras estampas, en las se refleja tanto su condición de víctima como de verdugo: de pie, sentado, y siempre mostrando su condición atlética y virilidad y empuñando un puñal, imagen que servirá para la portada del primer número de la revista Minotaure, que se puede ver en la exposición.

Las quince estampas de la Suite Vollard dedicadas al tema del minotauro son tiernas y melancólicas a la vez que dramáticas, en las que el artista se identifica con su impulso sexual y criminal, pero también con su ternura y soledad, con su sufrimiento. Un primer grupo lo componen el minotauro, el artista, la modelo y grupos de jóvenes que beben manteniendo posturas voluptuosas o de ternura entre el minotauro y la mujer. Estas plácidas composiciones se entremezclan con otras en el que el protagonismo es de la violencia y el sexo. Un segundo grupo refleja la soledad y muerte del minotauro, en algunos casos añadiendo el dramatismo de la ceguera, la peor desgracia que le puede ocurrir a un artista plástico.

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